Obviamente, abril es la mejor época que nos permite evaluar las condiciones en la que se encuentra la Punta de Parición de nuestras alpacas; llámese logro de crías, culminación de empadre, estado salubre, selección de ganado de saca, etc. Lo cierto es que el criador alpaquero a partir de este mes del año tiene que reorientar el manejo técnico de los animales, dosificando contra los parásitos internos y externos, trasteando de cabañas, rotando el pastoreo, limpiando los canales de regadío, etc., porque han cesado las lluvias y se experimenta un cambio climatológico sustancial.
La previsión del manejo de pastizales resulta importantísimo, puesto que durante todo el año tendrán que alimentarse de aquellos obtenidos en las praderas, por lo mismo que es menester la racionalización o zonificación del pastoreo durante el resto del año. Las zonas húmedas o bofedales vienen a ser la reserva natural del Fundo que enfrente a las épocas más críticas del año donde notoriamente se observa la ausencia de agua. Por ello, resulta muy importante la canalización o limpieza de Tomas que permite regar áreas humedales.
Ya sabe, con estas sugerentes ideas, puede encaminar la crianza de alpacas especialmente en las zonas altoandinas del territorio patrio. Otras realidades muestran comportamientos distintos, dado que su configuración geoclimatológica es diferente. La innovación tecnológica nos sugiere el uso del ensilado y la paulatina estabulación de la alpaca, lo que facilitaría el trabajo rústico de esta especie.
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